Las cinco palabras más importantes en el coaching

Seamos realistas, el coaching, independientemente del tipo de coaching que realicemos, tiene una base lingüística muy importante y esencial. Ya sea que nos refiramos al coaching deportivo, al coaching de vida, coaching ejecutivo o al coaching con C mayúscula como lo describe Robert Dilts en su libro: Coaching, Herramientas para el Cambio (un libro muy recomendable por cierto), todas estas diversas formas de realizar coaching requieren en uno u otro nivel, lenguaje hablado. Es por este hecho tan obvio y relevante que vale mucho la pena explorar cuáles son las palabras más importantes que utilizamos cuando realizamos esta práctica, o este arte como muchos le llamamos.

Y antes de entrar en materia hablemos de lenguaje ya que vamos justamente a ir abriendo como un regalo la idea de lenguaje y el concepto de trascendencia a través de las palabras que empleamos cuando estamos trabajando con nuestros clientes: el lenguaje, a diferencia de lo que muchos piensan, no sólo es descriptivo sino también es acción pura. Si adjudicamos al lenguaje una función puramente descriptiva, convertimos al lenguaje en un aparato cuya función es absolutamente mecánica. Veamos el siguiente ejemplo: cuando digo “hoy es un día soleado” efectivamente estoy describiendo con lenguaje algo que estoy observado, sintiendo y procesando a través de mis sentidos, mis experiencias, mis referencias culturales y personales. Mi enunciado “hoy es un día soleado” es un reflejo de lo que yo percibo y también de mi forma de enjuiciar un fenómeno climático. Ahora bien, cuando digo “te invito a pasar el día en la playa”, no solamente estoy describiendo dónde podríamos pasar el día sino que también estoy generando la posibilidad de crear un mundo que hace unos momentos era inexistente, es decir, el pasar el día juntos en la playa. Si tu aceptas mi petición, entonces hemos creado ya, en efecto, un mundo nuevo, una realidad nueva y con ello la acción misma de ir a la playa.

Mi primera reflexión es que los coaches, independientemente nuevamente, del tipo de coaching que realicemos, necesitamos entender que con nuestro lenguaje describimos, accionamos y generamos mundos y realidades con y para nuestros clientes. Y con esto como eje central de nuestra conversación es que exploraremos las cinco palabras más importantes en el coaching. Estas palabras son el resultado de mi experiencia por tanto, estoy seguro que otros coaches tendrán otras palabras y quizá serán más de cinco sin embargo me he dado el permiso de imaginar que estás son las más relevantes al trabajo que yo realizo con ejecutivos en varios lugares del mundo y en al menos dos idiomas.

La primera palabra es la palabra qué con acento en la e. Como ustedes saben la palabra qué con acento denota pregunta, indagación, exploración, con lo cual nos permite realizar muchas reflexiones pero sobretodo cuestionar a nuestros clientes para que puedan verse a sí mismos: la finalidad del coaching no es arreglar a los otros, tampoco se trata de enjuiciar al otro, y mucho menos ponerlos en evidencia sino, que el foco central de todo Coach es que nuestro coachee se de cuenta. Se dé cuenta de qué se interpone entre él o ella y sus objetivos, qué se interpone entre él o ella y sus deseos, qué le impide realizar aquello que siempre ha deseado, etc.

Entendamos que cuando realizamos preguntas utilizando la palabra qué, garantizamos que la otra persona se pueda mirar. Cuando hacemos preguntas abiertas con esta palabra permitimos que el otro reflexione inmediatamente ante su forma de ser y actuar y encuentren más preguntas ante sus preguntas o incluso respuestas. Preguntar utilizando este vocablo nos permite por tanto ir a profundidad a las congruencias e incongruencias que nos les ayudan a lograr sus objetivos.

La segunda palabra es la palabra escuchar. Y me gustaría aclarar que estas palabras que estoy en numerando pueden ser usadas en sus diversos tiempos, presente, pasado, futuro no otros para poderlas emplear en este proceso de indagación, en este proceso de “espejeo” que nos permite acompañar al otro. Por lo tanto la palabra escuchar la vamos a poder emplear tanto para nosotros como para nuestros clientes, por ejemplo un coach podría decir lo siguiente: “escucho con claridad que estás molesta con tu pareja, ¿te das cuenta?”, Y en esa pequeña interacción nuestra clienta de pronto ve a través de nuestro escuchar un mundo que quizá no estaba disponible anteriormente.

También podemos invitar a nuestros clientes a escucharse literalmente, esto significa tanto el ritmo de sus voces, como el tono de sus voces, así como la narrativa con la cual nos cuentan aquellos que trabajan en las sesiones. Como pueden ver escuchar es un camino de dos sentidos que nos permite monitorear y desarrollar un radar que indica formas de relacionarse con el mundo que de otra manera no tendríamos posibilidad de ver con claridad. Algo tan simple como preguntarle a nuestro cliente “escucho dolor en lo que me cuentas” ¿esto es correcto?, constituye en muchas ocasiones una posibilidad para reconciliarse consigo mismo o iniciar un proceso de perdón.

La siguiente palabra es la palabra suficiente. A simple vista esta palabra podría parecer bastante inocente sin embargo ya dentro de una sesión con nuestros clientes nos vamos a dar cuenta que en muchas, muchas ocasiones, los seres humanos nos vemos desafiados por nuestra propia capacidad de mostrarnos suficientes ante la vida o ante alguna circunstancia en la que nos encontremos. Ser suficientes, es incluso un tema medular para muchos ejecutivos que se ven escalando la escalera corporativa y tienen una meta tan alta que será imposible de alcanzar. La suficiencia o la insuficiencia, son por tanto una gran oportunidad de mostrarle al otro donde se encuentra en relación a sus ideales, valores, sueños y deseos en contraste con sus realidades.

Otra forma de emplear la palabra suficiente, es transformándola en una pregunta que nos permita explorar aquello que nuestro cliente desea trabajar, o solucionar por ejemplo podríamos preguntar “¿qué tiene que ocurrir para que te sientas suficiente? ¿cuánto tienes que ganar para que sientas que es suficiente? ¿cuántos éxitos son necesarios para que te consideres suficiente? ¿dónde aprendiste que eras insuficiente? ¿cuánto dolor estás dispuesta a soportar para que declares que esta relación ya tuvo suficiente? Si han puesto atención a las preguntas anteriores, rápidamente nos damos cuenta de que el concepto de suficiencia es casi una medida sensorial que nos permite decir, continúo con esto y no hay problema, decir ya basta, cambiar de rumbo, terminar una relación, o simplemente renegociar para continuar con esa persona o negocio.

La tercera palabra aunque es muy obvia es importante incluirla en esta lista pues se convierte en uno de los pilares de todo Coach: la palabra pregunta. Recordemos que en todas sus formas verbales la palabra pregunta es un verbo que nos permite crear acciones llevar al otro al autodescubrimiento. Un ejemplo básico y muy explícito es pedir a nuestro coachee que se haga a sí misma alguna pregunta Y de esta manera la mirada de nuestra clienta automáticamente va apuntar a sí misma con lo cual estamos ya revisando el proceso de auto observación que nos permite generar los pasos para la transformación. Reitero que en el coaching las preguntas abiertas nos van a llevar a reflexiones más profundas sin embargo también es absolutamente válido hacer preguntas cerradas pues muchas veces en la vida necesitamos escucharnos decir no o decir si ante ciertos cuestionamientos. De manera que preguntar, y utilizar la palabra pregunta van de la mano y nos permiten crear contextos donde el otro florezca a través de sus reflexiones y el poder que reside en la imaginación de cada persona. Hay muchísimas reflexiones a través de la palabra pregunta y me gustaría rescatar una que a mí me parece esencial: por un lado pidamos permiso para preguntar, esto muchas veces nos facilita el proceso de indagación, y por otro lado atrevámonos a realizar las preguntas que no hacemos, invitemos a nuestros clientes a que se respondan la pregunta que no se han hecho.

Por último la palabra ser/estar. Esta es una de mis palabras favoritas pues realmente nos abre infinitos caminos e infinitas posibilidades cuando estamos en una conversación con nuestros clientes incluso fuera de las conversaciones de coaching esta palabra nos va a permitir conocer mucho de ese mundo que es la persona que está frente a nosotros. Parte del gran trabajo que realizamos como Coaches es la habilidad de irle mostrando al otro para sí mismo(a), esas personas que a veces desconocemos que somos hasta que nos lo muestra nuestro coach. Por lo tanto todas las palabras anteriores se unen para hacer preguntas profundas como: ¿qué te dice esto de tu forma de ser?¿qué forma de ser te permitiría alcanzar tus sueños? ¿qué estás dejando de ser por tu forma de hacer? ¿qué es necesario transformar de tu ser para lograr x o y?

Otro de los aspectos interesantes esta palabra es que, además de mostrarnos muchas de las formas en la cuales nos movemos por la vida, también nos va a llevar a revelar nuestros estados de ánimo, por ejemplo podríamos preguntar, ¿cómo eres cuando te molestas? ¿cuál es tu forma de ser en la alegría, en el miedo, en la ternura? Como podemos ver la palabra ser/estar nos permite darle voz a formas que difícilmente podríamos ver sin traer esta expresión a nuestras conversaciones con estos clientes.

Realmente deseo que estas cinco palabras sean únicamente el inicio de un gran repertorio que te permita a ti como Coach o a ti como Coachee aprovechar de mejor forma cada sesión independientemente del tipo de coaching que realices o el tipo de desafío que tengas frente a ti.

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